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La reestructuración ha llegado a Activision Blizzard |
Hace un par de años, Phil Spencer, CEO de Gaming en Microsoft, sorprendía al mundo con un comunicado donde anunciaba públicamente una oferta multimillonaria para adquirir a Activision Blizzard. Dicha transacción fue todo un melodrama que terminó en los juzgados y finalmente el acuerdo se concretó.
Ya en las filas de la casa propietaria de Xbox, han comenzado a suscitarse diversos enroques en la estructura organizacional del coloso que produce la saga de Call of Duty. La última semana de diciembre pasado, marcó el fin a la era de Bobby Kotick como director ejecutivo.
Kotick se caracterizó por ser un extraordinario hombre de negocios que permitió que Activision Blizzard obtuviera millonarias ganancias anualmente, pero estuvo siempre envuelto en decisiones cuestionadas para monetizar todas las experiencias y saturar al máximo el mercado con licencias como las extintas Guitar Hero y Skylanders.
Derivado de su salida, varios empleados de la compañía han externado que el señor Kotick no los dejó en muchas ocasiones explotar su talento creativo y se lanzaron videojuegos incompletos o con menor calidad, porque debían de cumplirse estrictamente los objetivos financieros dejando a un lado una filosofía orientada al consumidor.
Al igual que quien fuera el máximo responsable de Activision Blizzard, otros personajes concluirán su estancia laboral, incluyendo a Lulu Meservey y Humam Sakhnini, jefa de comunicaciones y vicepresidente de Blizzard y King, respectivamente, además de otros altos perfiles.
Las personas que permanezcan en la empresa pasarán a reportar directamente a Matt Booty, encargado de Xbox Game Studios y que desde su umbral ahora también supervisará los desarrollos no sólo de Activision Blizzard sino de Bethesda, por lo que será puesto a prueba en el corto y mediano plazo.
Otra maniobra destacada en torno a esta temática, fueron las recientes declaraciones de Brad Smith, Presidente de Microsoft, donde afirmaba que la Autoridad de Competencia y Mercados de Reino Unido (CMA por sus siglas en inglés), había hecho un trabajo fantástico al examinar con lupa la multicitada compra.
No obstante, meses atrás el propio Smith expresó que había perdido la confianza en el organismo regulador, evidenciando que se están intentando cuidar las formas y que el gigante tecnológico de Redmond no quiere tener frentes abiertos en el eventual escenario de que acuda al mercado para hacerse con nuevos estudios.
Resultará interesante ver cómo permea la filosofía de Phil Spencer y su primer círculo de colaboradores en la atmósfera de Activision Blizzard, misma que demandaba un cambió de timón. Por lo pronto, la primera asignatura pendiente será conocer cuándo llegará la primera oleada de juegos de Call of Duty a Game Pass.
***Con gran tristeza lamento la partida de este mundo de Miguel Góngora, un extraordinario amigo y ser humano, amante de los videojuegos, fanático de SEGA y diversos RPGs. Buen viaje, querido Gongo***